DIOSES

SINOPSIS

Andrea y Diego son dos hermanos adolescentes que viven en una de las casas de playa más exclusivas de Lima. Ellos pasan los días tomando sol, corriendo olas, jugando vóley, comiendo, bebiendo, bailando. Viven con su papá, Martín Bottger, un importante empresario capitalino, de familia adinerada, tercera generación de inmigrantes.

Por su parte, Martín ha decidido empezar a convivir con su nueva novia, Elisa, veinte años menor que él y de origen más humilde que él. Elisa ha sido su secretaria por mucho tiempo, y ahora intentarán hacer una vida juntos.

Desde la primera escena, el proceso de adaptación de Elisa a este nuevo mundo, el mundo de la clase alta, el mundo de las apariencias y las formas, se presentará como un desafío que poco a poco irá comprometiendo y cuestionando los ideales de ambos, Elisa y Martín.

Andrea, por su lado, es una chica rebelde, sin objetivos claros y sin ningún otro propósito mas que el darle la contra a su padre y a los adultos en la playa. A pesar de haber terminado el colegio hace varios años, no le preocupa en lo más mínimo hacer esfuerzos por seguir estudios superiores, y le gusta pasar los días de fiesta en fiesta, con sus amigos y demás.

Diego es, por su parte, un chico raro. No tiene mucha vida social. Siempre está solo, o con contados amigos, y esconde un secreto que lo tortura y lo hace sentir culpable: siente una incontrolable atracción hacia su hermana, Andrea. Desde muy pequeños, ella siempre tuvo un cierto dominio sobre él. La madre de ambos estuvo siempre muy presente en sus vidas, hasta que dejó a Martín. Ahora, sin madre, Diego parece haber depositado todo ese afecto en Andrea.

De esta manera, la película sigue dos líneas argumentales muy claras y simples. Por un lado, el proceso de adaptación de Elisa al mundo de la clase alta. Por otro, la atracción y posterior desilusión de Diego por un afecto iluso y no correspondido.

Envolviendo las dos líneas argumentales que estructuran el relato, se suceden una serie de secuencias donde la prioridad es mostrar la vida de estos personajes, la cotidianeidad, el ritmo de vida despreocupada y ligera de la gente que habita el condominio en la playa.

Elisa recibe su “educación” de un grupo de señoras, veinte años mayor que ella y de origen mucho más privilegiado. Con ellas se dará cuenta de que pertenecer a este mundo requiere de muchísima más dedicación y vehemencia de lo que se había imaginado. La vida en este lugar se rige bajo costumbres muy rígidas y particulares. Aunque al comienzo ella creía que entraba a un mundo más despreocupado y tranquilo, se dará cuenta poco a poco que las presiones en ese medio social son igual de fuertes que en cualquier otro. En las reuniones sociales ella cada vez se aburre más y empieza a extrañar la libertad y la ilusión que tenía antes de empezar a vivir con Martín.

Por otro lado, Diego está empeñado en encontrar el momento adecuado para satisfacer su extraña atracción hacia su hermana. Encontrará el momento, pero sólo servirá para sentirse peor y empezar a desilucionarse de su rebeldía misma y de su entorno. Diego también tiene una relación especial con Nelly e Inés, de unos 50 años y de 16 años, respectivamente, que trabajan como servidumbre en su casa. Nelly prácticamente lo ha criado, e Inés demuestra siempre una platónica admiración por él. Diego vuelca en ellas todas sus impresiones y frustraciones adolescentes.

Andrea sigue con su vida ligera, al parecer interesada en una carrera como modelo, pero sin tomar ningún tipo de decisión seria. Un día se dará con la sorpresa de que está embarazada y tendrá que enfrentar la primera decisión seria en su vida. Fruto de una relación poco seria, Andrea intentará abortar el feto, pero la renuencia del médico y la presión de sus amigas la hacen cambiar de parecer. Tendrá que esperar a que alguien más le resuelva el problema: su papá. Al escucharla, Martín le propondrá tenerlo, pero no para ella, sino para él: lo tendrán y lo firmarán Martín y Elisa. A Andrea la mandarán a pasar su embarazo en Miami, para evitar cualquier escándalo, y después de tenerlo se podrá quedar por allá. A Andrea le parece la decisión más práctica para todos.

Martín, por lo tanto, le ofrece a Elisa tener un hijo, no fruto de sus entrañas, sino de Andrea. Elisa, después de una cierta resistencia, percibe en esto una vía para asegurarse su posición y estadía. Decide ser cómplice de Martín, aunque claro, siempre exigiendo un trato exclusivo: se irá a vivir unos meses a Paris, como si se fuera a pasar su embarazo ahí, Martín le dará el alcance, y volverán casados y con un hijo. La “grata” noticia se la da a su madre y hermanos, a quienes no veía desde hace mucho tiempo.

Diego, por otro lado, al enterarse de las razones detrás del viaje de Andrea, considerará lo hecho por su padre y por su hermana como una traición imperdonable. Sin encontrar ninguna razón para quedarse ahí, Diego se va de su casa. Sin embargo, tampoco tiene un lugar donde quedarse. Decide llamar a Nelly y pedirle quedarse en su casa unos días. Ahí, en una casa humilde del cono limeño, Diego vivirá por primera vez en su vida limitaciones y carencias propias de un grupo social ajeno a él, por más de que pueda haber conocido y crecido con personas acostumbradas a ellos como Nelly o Inés. Conversando con Nelly y viviendo como ella – y como la gran mayoría – Diego logrará finalmente encontrarse a sí mismo, conocerse y aceptarse. Regresará a su casa, con una visión distinta del papá que le tocó tener y del país donde le tocó vivir.

En la última secuencia de la película, un homenaje al culto de las formas que celebramos en nuestra sociedad, todos los miembros del condominio de la playa felicitan a Martín y a Elisa por “su” nuevo hijo y celebran el bautizo en la linda y espaciosa mansión de Martín en Monterrico. El mundo de los personajes ha cambiado, definitivamente, pero solamente para que todo siga igual.

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